viernes, 15 de agosto de 2008

Puente Romano de Córdoba.

El Puente romano de Córdoba fue construido a principios del siglo I d. C., durante la época de dominación romana en Córdoba, sobre el río Guadalquivir (probablemente sustituyendo a uno más primitivo de madera), tiene una longitud de unos 225 metros y está compuesto por 16 arcos. Fue un importante medio de entrada a la ciudad desde la zona sur de la península Ibérica por ser el único punto para cruzar el río sin utilizar ningún tipo de embarcación. Probablemente la Via Augusta que iba desde Roma hasta Cádiz pasaba por el.
Desde la época de la dominación musulmana encontramos en un extremo la torre defensiva de la Calahorra y en el otro la Puerta del Puente. Ésta es también llamada erróneamente Arco del Triunfo, aunque nunca fue un Arco del Triunfo como tal, sino que era la puerta de la antigua muralla. La actual puerta fue realizada por el arquitecto Hernán Ruíz en 1572. En el centro del puente podemos econtrar un triunfo de San Rafael, que data de 1651, obra del escultor Bernabé Gómez del Río.
A lo largo de su historia ha sufrido numerosas reconstrucciones, principalmente una en la época califal, una después de la Reconquista y otra a principios del siglo XX. A principios del siglo XXI fue convertido en un puente peatonal, vedándose al tránsito vehicular.[1] En 2006 fue cerrado al tránsito para realizar obras de conservación de la estructura, así como de remodelación, tanto interna como externa. El resultado ha sido una pasarela completamente peatonal, que fue abierta de nuevo al público en Enero de 2008. Esta reforma ha sido polémica, pues según algunos el cambio de estética ha sido excesivo, provocando que el puente no parezca romano, sino una obra de estética moderna.
Dentro de puente, en su calzada, se erige otro monumento cordobes: El Triunfo de San Rafael del Puente Romano. Es el más antiguo de los Triunfos de San Rafael existentes en la ciudad. Obra de Bernabé Gómez del Río en 1651 fue incorporado al Puente Romano en su pretil, para bendecir a todos aquellos visitantes que salían y entraban por la Puerta del Puente.

Es objeto de especial devoción por parte de los vecinos del Campo de la Verdad, al cual mantienen viva su llama, mediante ofrendas en forma de velas.
Contiene dos lápidas conmemorativas. La situada en el extremo inferior es del año 1789 y fue ofrecida por parte del gremio de curtidores al recién proclamado rey Carlos IV.

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